jueves, 13 de marzo de 2008

"POR FAVOR, SALID Y CONTADLO".

Reconozco que fue un impulso, que quizás si lo hubiese pensado un poco mejor jamás habría hecho algo así. Tal vez pudo parecer que reivindicaba más atención por parte de los medios de comunicación allí presentes, y también a los no presentes. Tal vez. Eso sí, cuando recuerdo la reacción que se produjo entre vosotros en el momento final, cuando pudisteis leer el mensaje del último cartel que sujeté entre mis manos ("Por favor, salid y contadlo"), es entonces cuando pienso que no fue una decisión equivocada. Que vosotros sentís lo mismo que siento yo: esto tiene que reventar por algún sitio.
Era Madrid. Otra vez Madrid. Y para nosotros era una noche a la vez complicada e importante. Complicada porque casi no habíamos podido trabajar con la nueva formación (se estrenaban con nosotros 2 músicos esa noche), y porque yo no estaba al cien por cien debido a un inoportuno catarro que me puso mucho más nervioso de lo que ya de por sí estaba. También era una noche Importante. Muy importante. Además de porque que se habían agotado las 1200 entradas puestas a la venta, había muchos medios acreditados que podrían influir decisivamente en el futuro próximo de este proyecto. D-E-C-I-S-I-V-A-M-E-N-T-E. Era fundamental que pudieran ver, sin que nadie tuviera que contárselo, todo lo que está pasando con Maldita. Y lo vieron, vaya si lo vieron. Lo vimos todos. Ahora ya lo saben.
Todo esto sumado, fue lo que motivó que por mi cabeza se acumulase extraordinario sentimiento de responsabilidad que consiguió mantenerme, durante los días previos al acontecimiento (semanas incluso), tremendamente concentrado en todo lo que tenía que ver con el desarrollo del concierto. Nada podía fallar. Eso sí, había algo que conseguía tener mi intranquilidad a raya: sabía que pasara lo que pasara, vosotros no me fallaríais. Y así fue. Estuvisteis increíbles.
Sí el concierto del 30 de Noviembre en la sala Cats ya fue memorable, lo de la otra noche en Heineken rozó el escándalo.
Volvió a pasar: se cantaba tan fuerte que casi se “anulaba” el sonido del equipo de la sala. Madrid no canta, GRITA. Y no una o dos canciones, sino todas. T-O-D-A-S. Pero ¿cómo es posible? No, lo siento. Yo tampoco me lo explico. Pero ¿si no sonáis en la radio? ¿Cuál es el single? Ninguno. Todos son singles. El público es quien decide. ¿Han decidido cantar todas? Todas son singles. Ha pasado ya casi una semana y aún sigo con los pelos de punta. Qué suerte tengo. Soy un tipo muy afortunado.
Tras el concierto y en los días sucesivos, me he interesado en conversar con muchos de los invitados de la noche, para que me contaran como lo habían vivido y cuales habían sido sus sensaciones después de lo que habían visto, y para contarles también yo, cuales habían sido las mías. Ellos desde fuera, yo desde dentro. Desconocidos, amigos, actores, periodistas, locutores, directores, empresarios, miembros del equipo, productores, músicos, técnicos, seguidores, estudiantes… Todos estaban muy sorprendidos porque no esperaban que pasara lo que pasó. Cuando me preguntan cómo es posible que algo así ocurra con un proyecto como este, que aún no cuenta con la promoción necesaria como para llenar salas de ese nivel, a todos les digo lo mismo: no somos nosotros, son las canciones. Si ellas no fallan, el público tampoco lo hará. Y eso es, pienso, lo que aquí ocurre. El boca a boca es la promoción más fiable, segura y rentable que existe, pero también la más difícil de conseguir. Si te funciona, todo lo demás es mucho más sencillo. Y a nosotros, es lo que mejor nos funciona. Tenemos esa suerte. Por eso, creo, cuando al finalizar al concierto se pudo leer lo que el cartel decía ("Por favor, salid y contadlo"), todo el mundo conectó al instante con el mensaje, porque éste habitaba dentro de todos y cada uno de vosotros. Fué un momento mágico.

Bueno, así es como yo lo viví. Lo que ahora me encantaría es que me contaseis como lo vivisteis vosotros. Ojalá lo hagais.

Besos tortugas.