sábado, 10 de noviembre de 2007

De agradecimientos y compromisos.

Hola a todos. Lo que teneis ante vosotros es exactamente lo que parece: el lugar en el que cada cierto tiempo y con regularidad, os contaré cosas sobre este pequeña nave llamada “El secreto de las tortugas”. Durante años han sido vuestros comentarios en el foro los que han mantenido viva nuestra web, convirtiéndolo sín duda alguna en uno de los activos más valiosos de Maldita. No tengo palabras para agradecéroslo. La intención es que, a partir de ahora la página tambien se mantenga activa a través de este blog. No puedo comprometerme a escribir a diario, porque para mí sería muy difícil, pero sí a hacerlo al menos 2 veces al mes. Espero no aburriros demasiado con mis ocurrencias.

Tres, dos, uno…empezamos.

De informaciones y cambios varios.

Estos últimos meses han sido vitales para Maldita. Tras concluir la gira de primavera decidí que no podía pasar más tiempo sin que tuviéramos una oficina de management. Por mi manera de trabajar y por la experiencia acumulada años atrás, tenía claro que lo que necesitábamos había de ser algo distinto, entre otras cosas, porque pretendemos avanzar lentamente en un mundo, el musical, que no es sino una gigante apisonadora. Todos los caminos conducían a Darlalata. Llegamos a un acuerdo y comenzamos a trabajar juntos. Ya desde el principio, empezaron a suceder cosas: revisión del single y del disco, nuevo vídeoclip, nueva imagen, y sobre todo, nuevas ilusiones y muchas ganas de trabajar. El objetivo era empezar con el disco desde cero, y así nos lo hemos tomado. Espero que entendáis que era un paso que necesitábamos dar y que sin duda, no puede sino traer buenas noticias para nosotros.

Va por vosotros.

Yo, tortuga. ¿Quién no quiere caminar despacio?

Todos sabemos lo que es vivir inmersos en la premura que envuelve nuestro día a día, y también lo difícil que nos resulta parar. Sin embargo, no podemos evitar sentirnos irremediablemente atraidos por todo aquello que nos detiene, que nos hace escuchar, que nos tranquiliza. Somos así de absurdos. Tal vez sea por eso, por lo que a nadie le caen mal las tortugas. Ellas tienen el secreto. Son las soberanas en el reino de la no velocidad.

Una tortuga es capaz de mantener una velocidad media de 0,072 Km/h. La vida de un hombre transcurre tan aceleradamente que raras veces tiene tiempo para detenerse a pensar en ello. Se dice de las tortugas que no tienen conciencia porque carecen de corteza cerebral. Del hombre a veces se dice lo mismo aún cuando este posee el cerebro más evolucionado de todas las especies conocidas. Cuando una tortuga advierte un peligro se detiene y se recoge en su caparazón hasta que todo haya cesado. El hombre, mantiene sobre sí mismo un caparazón invisible tras el que se oculta exista peligro o no. Es todo muy curioso.

Aquel día, debía ser viernes o sábado, solo pretendía crear una canción que me hiciera reir, porque estaba algo necesitado de buenas sensaciones. Recuerdo que todo salió a partir de un loop de batería que unos días antes me había descargado de internet desde uno de los ordenadores de la facultad. Me llamó la atención porque me recordaba a los ritmos “twist” de los años 60, y sin saber por qué me vino a la cabeza esa frasecilla: “he perdido sin quererlo los papeles que me diste antes de ayer”. Era el principio.

Unas horas y algunos renglones más tarde tuve que dejarlo. Nada me hacía ver que de aquello saliera algo interesante. Abandoné. Pocos días después, mientras asístía como oyente a una de las consultas de voz del doctor Gorospe, ocurrió. “Improvisemos un guión definitivo”. Saqué como pude un cuadernillo que llevaba en el bolsillo de la bata donde anotaba los siempre interesantes comentarios del doctor, y lo escribí apresuradamente. Sabía que era bueno. Cuando salí de la consulta, lo registré en la grabadora para que no se me olvidara. En el recorrido entre el hospital y mi casa ya tenía varias líneas más y empezaba a emocionarme. No lo pude evitar. Todo estaba naciendo. Me estaba empezando a convertir en tortuga.